Juan Manuel Garcia de Quiros Pérez
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Juan Manuel Garcia de Quiros PérezAficionado taurino |
06 Septiembre 2025
Honrando la Fiesta Nacional
Lo vivido ayer en Villaseca de la Sagra fue una auténtica oda a la tauromaquia. Hay que tenerlos más gordos que el caballo de El Espartero para hacer lo que hizo en el ruedo toledano Gonzalo Capdevila Cauqui.
Nada de cuentos ni de ojanas. La cornada que le propinó el novillo del Conde de Mayalde parecía, a simple vista, mucho más grave. Todos pensábamos que llevaba un “tabaco” gordo. El novillo se cebó con el de El Puerto; por momentos parecía una marioneta en los cuernos del morlaco. Seguir de hinojos tras una larga cambiada era casi firmar el pase a la enfermería. Pero quien quiere ser figura sabe lo que se juega y Gonzalo tiró la moneda al aire. Esta vez salió cruz.
Con el corazón en un puño y la vista puesta en la puerta de la enfermería, aguardábamos noticias. Y entonces ocurrió el milagro: Gonzalo volvía al ruedo para seguir toreando. ¿Una locura? ¿Quién es capaz de salir al ruedo con una cornada y el muslo empapado en sangre? Eso sólo lo puede hacer un torero. Y nuestro Gonzalo honró la tauromaquia. Sin probaturas, se puso de nuevo delante del novillo, le presentó la muleta y se puso a torear con el muslo teñido de rojo y sin mirarse.
No sé si la faena fue mejor o peor. ¡A mí qué carajo me importa! Lo que me importaba era que un hombre se estaba jugando la vida a carta cabal. Tampoco sé si le dieron la oreja o no. ¡Qué más da! Me quedo con la emoción pura con la que viví la faena de Gonzalo.
Posdata
Espero y deseo que la lección de torería que hoy nos dio Gonzalo Capdevila le sirva para torear veinte novilladas el próximo año. Si no, lo poco que me queda de credibilidad en este podrido mundo la perderé definitivamente.
Enhorabuena, Gonzalo.
Juan M Quiros

